Saltan, se descuelgan de las ramas, corren delante mio; otros se retrasan y por el rabillo del ojo los observo intranquilo.
Unos son realmente divertidos. A una señora que viene de hacer las compras se le suben al hombro y otro le hace un nido de espartillos en la cabeza.
Avanzan jugando, se suben a los tapiales, hacen equilibrio, y se caen sin daño, produciendo mucha risa, y recibiendo muchas patadas en el culo cuando apenas logran sobreponerse; hay corridas y zancadillas.
un tumulto, un gran hormiguero de seres se despliega cuando avanzo. un desdoblamiento casual, y una fragmentación infinita que se esparce en todas direcciones.
cuando llegue a casa estos que se balancean colgando de mi barba serán los primeros en buscar abrigo acurrucados junto a mi cuello a la hora de la siesta; se columpiaran en mis orejas para trepar mas alto, justo hasta el calor de mi aliento.
mientras escriba saltaran entre mis dedos, y miraran la pantalla señalando la aparición espontánea de cada símbolo que los maravilla; uno se dará vuelta y me mirara sonriente con boca desdentada, y correrá para darme su abrazo mínimo que solo alcanzara a rodear la mitad de mi cara.
van y vienen conmigo, y yo con ellos; inseparables; unidos por siempre; mis traviesos hijitos.