jueves, 18 de agosto de 2011

un árbol


El árbol de Lulú

soñé con un viento que movía los limoneros del jardín, pero también, con un árbol extraño de tronco combado. era semejante a un palo borracho, pero se movía en forma muy diferente a como se mueve en realidad un árbol. amortiguaba los embates del tiempo, engrosando o estrechando su áspero tronco, deformándolo de maneras muy diversas, en contorsiones oportunas que se amoldaban así, mucho mejor al ritmo del aire. por momentos, en su impulso vital, hasta lograba salirse de a golpes más afuera de la tierra, como desenterrándose de su raíz, para luego de uno modo oscuro y fantasmal, dejar salir de su tronco cercenado, a un hombre, mitad hombre, mitad árbol, cubierto de pequeñas ramas y colgajos como algas de un pantano. separado del árbol y dotado de cierta voluntad, por unos instantes, el prodigio parecía juntar algo del suelo, para después retornar muy rapidamente al insospechado regazo vegetal, al oculto vientre de madera, a la matriz oscura que se volvería otra vez leñosa, y al cabo de un rato, otra vez agua, hombre y pantano, en un ciclo de armonía monstruosa e informe, pero azarosamente acompasada por un vago sentido de verdad.