
A las flores del campo
y a las semillas silvestres
que se prodigan,
a las piedras quebrantadas,
y a las arañas heridas
al criptógamo ocaso
que en las tardes maduras
esparce sus esporas de mañanas sin medida
al frescor de la hierba
de los zanjones estancos
levadura de grillos y renacuajos,
a las farolas y a las polillas que bailan
el eterno vals de la luna,
al tiempo y al mundo olvidados,
que anidan en las sombras de estos rincones
a todos los amo...