viernes, 18 de marzo de 2011

Ábrego




lo mismo que un átomo,
o una mónada que flota en la nada,
vi.

y vi
montada sobre una hoja seca
en el ábrego de marzo

el celaje gris del confín
el antiguo mar,
y sus prodigios.

de él me llegaban las ondas,
como un brillo ilusorio y lejano;
apenas el reflejo vago
y el pálido reverbero

del pulso infinito,
de la fuente oscura
del latir mudo

entonces,

en el divagar del alma ida
se replicaron la materia
el espiritu y la caida:

y vi el presente nacer,
el que nunca termina...