domingo, 10 de octubre de 2010

la multi ani de Jaisember



Cuando cumplí once años, los mayores de mi edad se reunieron en un cuarto, y los niños quedamos fuera. Me llamaron, y entré mirando a los demás niños con mucha ansiedad. Se cerró la puerta tras de mi, y vi a todos sentados en círculo, mi abuela, de pie en el medio del cuarto me esperaba con una caja de zapatos vieja y llena de polvo. Me pidió que me acercara y sin mediar explicaciones me preguntó:

-cuál es la mejor amigo del hombre?

-el perro?- le dije con gran ilusión, porque deseaba mucho tener un cachorrito.

Mi abuela me dio una bofetada, y al girar de mi cara, vi como todos negaban con su cabeza mirando el suelo entristecidos.

-cuál es la mejor amigo del hombre!- dijo con impaciencia mi abuela, sin esperar que me repusiera de mis sollozos. Temblando le dije:

-la ca ba llo?

Y me dio un tirón horrible en la oreja. Los demás ya ni negaban con sus cabezas, solo miraban el suelo igual que yo.

Ella abrió la caja, sin que yo pudiera ver que había dentro, y me dijo:

-la mejor amigo del hombre es una cerdo! Y puso en mis manos una cerdito hueca de losa blanca. Los demás asentían con sus cabezas con una gran sonrisa, y me miraban con devoción como esperando algo de mi que los alegraría inmensamente.

-nic nie mówisz? (no dices nada?) Me inquirió mi abuela con autoridad.

Mire la cerdito por todas las partes, la hocico, orejitas, rabo, panza. Y le dije:

Esta cerdito no tiene ningún agujerito para poner monedas.

Mi abuela quito la cerdito en el acto de mis manos, y todos se pusieron muy tristes. Puso la cerdito de nuevo en su caja de zapatos, le dio tres vueltas de cinta roja y se la dio a mi abuelo que fue a guardarla.

-no es la elegido- les dijo mi abuela, y me dio la espalda fríamente. Todos se levantaron y se fueron. Quede solo en la cuarto con mis manos que aun mantenían el gesto de sostener la cerdito en el aire, totalmente subyugado por el llanto contenido, la desazón, y el desasosiego mas grandes que conocí.

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