miércoles, 3 de octubre de 2012

Caminar lento















Imagino que los nomades, nuestros ancestros, caminaban a un ritmo lento, quizás al modo que hoy lo hacen los vagabundos, tal vez por persistir largo rato en la marcha, o quizás porque la recolección, el encuentro, es algo fortuito, y solo a quien camina lento le es posible avisorar aquello que busca, o aún, aquello, que sin ser buscado, le ha de despertar la curiosidad de lo nuevo.
Imagino también que a ese caminar lento, se incorporaban naturalmente el caminar de los niños y de los ancianos, en un ritmo único y común. Quizás en ese caminar lento, también se hacian al pensar, que sería un pensar diverso del nuestro, un pensar nómade, abierto al mundo, con rumbo, pero sin rumbo, esencialmente libre.

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